Tratado de los usos, abusos, propiedades y virtudes del tabaco, etc. - Prólogo

Tratado de los usos, abusos, propiedades y virtudes del tabaco, etc. - Prólogo


 

PRÓLOGO

Poca o ninguna aceptación merecería esta obrita, si no llevara consigo la recomendación de poder ver en ella junto lo que en varios libros y papeles se lee separado.  Aficionado yo a todas las producciones de la tierra, siempre he mirado con atención particular las del Tabaco, Café, Té y Chocolate.  Penetrado de esta pasión leía y devoraba cuanto se me ponía por delante; pero como no era fácil poderlo retener en la memoria, para echar mano de sus noticias cuando me viese en alguna precisión, escribía y apuntaba cuanto tocaba directamente a la materia.

No me gobernaba por entonces otra idea que satisfacer a mi curiosidad, y procurar instruirme, así de las virtudes y utilidades de estas plantas, como de los daños y perjuicios que podian causar tomadas con exceso.  En fin, tanto llegué a escribir que ya se podía formar un buen libro, y aunque no dejó de pasarme por la imaginación este pensamiento, desistí fácilmente del empeño por no tener coordinadas las materias, ni haberlo escrito sino precisamente para mi instrucción.

Olvidada esta idea, pero no la de continuar mis observaciones, una
casualidad impensada me acordó y facilitó lo que ya enteramente había
abandonado.  Con el motivo de mi ejercicio y profesión me hallé una
tarde en una casa, a donde concurrían algunos literatos a pasar un
rato con honor y con aprovechamiento.  Cabalmente tomaron por objeto
de la conversación estas plantas, y aunque entre los concurrentes hubo
algunos que se explicaron muy bien; pero o por más aficionado un
anciano venerable, o por mejor instruído habló con tanta gracia, con
tanta agudeza y con tanta solidez, que ciertamente me dejó enamorado,
y aun empeñado en hacerle al día siguiente una visita.

Conforme lo pensé así lo hice; y presentándome a él, después de
haberme recibido con mucha cortesía, finalizados los cumplimientos
ordinarios:

«Señor», le dije, «quedé ayer tan prendado de la viveza, acierto y
solidez con que Vm. explicó la naturaleza del Tabaco, Café, Té y
Chocolate que, como bastante apasionado, no he podido contenerme sin
hacerle saber mi pensamiento. Tengo escritos varios cuadernos sobre
las virtudes de estas plantas.  Considerando el provecho que se puede
seguir a los hombres, y la utilidad al comercio, quisiera que salieran
a luz; pero no teniendo formado todavía mi plan, espero su favor para
saber dirigirme.»

«En vano se cansará Vm.», me respondió, «en ordenar su idea: yo le
daré a Vm, materia para que lo luzca a poca costa».

У diciendo esto se levantó, y acercándose a su buena librería, escogió
varios libros y papeles, y poniéndomelos en la mano: «Aquí tiene Vm.»,
me dijo, «abundantísima materia para formar un volumen. No tenga
Vm. reparo en acomodarlo a su estilo, en copiarlo a su modo, o en
ponerlo aunque sea al pie de la letra.  No hará Vm. cosa que no hagan
otros muchos.  Algunos ejemplos pudiera proponer, pero los omito.»

Dicho esto me entregó los libros y papeles; y habiéndome despedido de
él, después de haberle dado las gracias, me retiré a mi estudio, en
donde en pocas horas lo leí casi todo.  Bien observé que el dialecto
era antiguo; pero viendo por una parte las bellas noticias que los
dichos libros me daban de unas plantas tan excelentes, y considerando
por otra la utilidad que se podria seguir, como llevo dicho, a la
humanidad y al comercio, abracé el consejo del anciano, hice mi
colección sin detenerme, copié cuanto contenían al pie de la letra,
con los mismos términos y del mismo modo que verá el Lector.

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